Identificar la pérdida auditiva

Debemos estar atentos a los síntomas que indican que las personas de nuestro entorno, familia o amigos, están perdiendo la audición. Es importante para que tomen medidas lo más pronto posible; así les ayudaremos a mejorar su calidad de vida.

Síntomas que indican que una persona está perdiendo la audición:
· En una conversación, mira más el movimiento de los labios que a los ojos de quien habla.
· Le cuesta seguir una conversación, especialmente si hay mucho ruido o si hay personas que hablan a la vez.
· A menudo, pide que repitamos las palabras.
· Tiene el volumen de la tele muy alto.
· A veces, cuando llamamos por teléfono, si está lejos, no lo oye, etc.

¿Por qué perdemos audición?

En el oído tenemos las pequeñas células ciliadas, responsables de la transmisión de los sonidos. Estas células pueden dañarse debido a enfermedades, lesiones, desgaste, exposición al ruido o causas hereditarias. Luego, envían a las zonas afectadas impulsos distorsionados o insuficientes, que se transmiten al cerebro para enviar el sonido. Las primeras frecuencias que se ven afectadas son las altas, lo que comporta dificultades en la comprensión de sonidos de frecuencias altas y sonidos suaves.

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Peligros de no oír bien

¿A qué peligros nos enfrentamos si no corregimos la pérdida auditiva?

Peligro:

No sabemos de dónde proceden los sonidos: si no tenemos una buena audición, es muy difícil captar de dónde proceden los sonidos, y nos puede producir situaciones de peligro cuando, por ejemplo, cruzamos la calle y no vemos que se acerca un coche ni oímos el ruido del motor, o lo oímos, pero no sabemos por qué lado se acerca.

Salud física y mental:

Investigadores de la Universidad Johns Hopkins y del Instituto Nacional de Envejecimiento de los Estados Unidos han descubierto que la pérdida de audición parece acelerar la reducción del tejido cerebral que se produce con la edad. La desaparición del tejido cerebral podría estar relacionada con las primeras etapas del deterioro cognitivo leve y el Alzheimer. La perdida auditiva, pues, se asocia a la disminución de la salud auditiva física y mental.

Si no se estimula el oído, se vuelve inactivo:

Se debe hacer trabajar el oído. Se tiene que estimular mediante el uso de una ayuda auditiva, porque, si no, se vuelve perezoso y va perdiendo más audición.

Sobreesfuerzo y estrés:

Si no oímos bien, debemos esforzarnos mucho para comprender lo que nos están diciendo. Esto es agotador y resulta estresante. A la larga, dejamos de participar en las conversaciones y nos aislamos.

Cómo convencerlos

A las personas que sufren pérdida auditiva, muchas veces les cuesta admitir que no oyen demasiado bien. Como es una pérdida gradual, se acostumbran a dejar de oír muchos sonidos y creen que así están bien. No obstante, la situación puede empeorar.

"No corregir la pérdida auditiva puede tener consecuencias para la salud”. La audición está relacionada con el sistema cognitivo; la pérdida de audición puede afectar a la memoria, a la atención y a la velocidad de respuesta. Un estudio demuestra que las personas con problemas de audición pierden más tejido cerebral. La desaparición del tejido cerebral puede estar relacionada con las primeras etapas de deteriora cognitivo y con el Alzheimer.

Disfrutar con la gente de tu alrededor. Una de las cosas que, a menudo, comentan nuestros clientes cuando vuelven a oír correctamente es: “¡ojalá hubiera resuelto el problema antes y no me hubieras perdido tantas cosas!” Porque no solo se trata de oír bien, sino de retomar la vida social, de mantener una conversación con normalidad y no aislarse en las reuniones familiares, de poder hablar por teléfono con normalidad, etc.

Recuperar los sonidos perdidos. Cuando recuperan la audición tras un tiempo, lo primero que dicen nuestros clientes es: “he vuelto a oír los pájaros por la calle”, “he vuelto a oír el ruido del motor de un coche”, “no recordaba el sonido de un grifo abierto”, etc. ¡Y están encantados con la experiencia!

Hoy en día se nota más la sordez que los audífonos. La tecnología ha avanzado tanto que los audífonos actuales son pequeños, discretos y bonitos, a la vez que potentes y versátiles. Así pues, se nota más la sordez (hacer que te repitan las palabras, poner la mano detrás de la oreja, mirar a los labios en vez de a los ojos, etc.) que llevar un audífono en la oreja.