¿Por qué perdemos audición?
Podemos perder audición debido a alguna enfermedad, por causas hereditarias, por deterioro por el paso de los años –igual que nos pasa en los ojos– o por la exposición frecuente a ruidos intensos. Estos últimos casos provocan lo que conocemos como pérdida hipoacúsica.
Dentro del oído tenemos las pequeñas células ciliadas, responsables de la transmisión del sonido. Estas células se pueden dañar debido a enfermedades, lesiones, desgaste, exposición al ruido o causas hereditarias. Luego, a las zonas afectadas, envían impulsos distorsionados o insuficientes, que se trasmiten al cerebro para enviar el sonido. Las primeras que se ven afectadas son las frecuencias altas, que comportan dificultades en la comprensión de sonidos y frecuencias altas, y sonidos suaves.
Normalmente la pérdida auditiva es un proceso lento que se desarrolla durante muchos años y no hay dos casos iguales. Suele empezar a partir de los 40 años, y cada vez más pronto debido a la contaminación acústica a la que estamos expuestos en las ciudades o en el trabajo –y es que la sordez es una de las principales enfermedades laborales, especialmente en la industria y en la construcción.
Síntomas de pérdida auditiva
- Subir el volumen del televisor
- Tener dificultades para entender a los demás
- Hacer repetir las palabras a menudo
- No poder mantener una conversación por teléfono
- No oír el tictac de un reloj